Monasterio de El Escorial

El Real Sitio de San Lorenzo de El Escorial es un complejo de palacio, basílica y monasterio. Comúnmente conocido como el Monasterio de El Escorial el palacio fue residencia de la Familia Real Española; la basílica es lugar de sepultura de los reyes de España y el monasterio residencia actual de los frailes de la Orden de San Agustín. Está gestionado por el organismo público Patrimonio Nacional. Es una de las más singulares arquitecturas renacentistas de España y de Europa. Situado en San Lorenzo de El Escorial (Comunidad de Madrid), ocupa una superficie de 33.327 m2;, sobre la ladera meridional del monte Abantos, a 1.028 m de altitud, en la Sierra de Guadarrama.

Conocido también como Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, Monasterio de San Lorenzo El Real, o, sencillamente, como El Escorial, fue ideado en la segunda mitad del siglo XVI por el rey Felipe II y su arquitecto Juan Bautista de Toledo, aunque posteriormente intervinieron Juan de Herrera, Juan de Mijares, Gian Battista Castello El Bergamasco y Francisco de Mora. El rey concibió un gran complejo multifuncional, monacal y palaciego que, plasmado por Juan Bautista de Toledo según el paradigma de la Traza Universal, dio origen al estilo herreriano.

Fue considerado, desde finales del siglo XVI, la Octava Maravilla del Mundo, tanto por su tamaño y complejidad funcional como por su enorme valor simbólico. Su arquitectura marcó el paso del plateresco renacentista al clasicismo desornamentado. Obra ingente, de gran monumentalidad, no sólo es un edificio de perfecta traza, sino también un enorme receptáculo de las demás artes.

Sus pinturas, esculturas, cantorales, pergaminos, ornamentos litúrgicos y demás objetos suntuarios, sacros y áulicos hacen que El Escorial sea también un museo. Su compleja iconografía e iconología ha merecido las más variadas interpretaciones de historiadores, admiradores y críticos. El Escorial es la cristalización de las ideas y de la voluntad de su creador, Felipe II, un príncipe renacentista.



Historia

Los orígenes de la catedral de la Almudena pueden situarse en la pequeña iglesia de Santa María de la Almudena, de origen tardomedieval, que se emplazaba a pocos metros de la actual catedral. Durante siglos hubo intentos de dotar de mayor grandiosidad a la mencionada parroquia, intentos que fueron haciéndose más intensos con la progresiva importancia del imperio y de su capital. Según un informe de 1567:

Otra razón poderosa era la ausencia de obispado en Madrid —la capital pertenecía a la arquidiócesis de Toledo— y el arzobispado de la ciudad imperial siempre se opuso a la segregación de la capital de la diócesis toledana. Así, se intentó ampliar y reformar la pequeña iglesia de Santa María hasta su desaparición en 1868, cuando finalmente se impuso la necesidad de construir una iglesia catedral que diera cabida al culto a la patrona de la ciudad. El día 4 de abril de 1883 el rey Alfonso XII puso la primera piedra del nuevo edificio, que sería la futura catedral de Madrid, en unos terrenos que, por mediación de la reina Mercedes, devota de la Virgen de la Almudena, son cedidos por el Patrimonio Real en 1879. Espaldarazo definitivo para la construcción sería la creación de la Diócesis de Madrid-Alcalá, mediante bula dada por León XIII. Mientras se construía la catedral, la antigua iglesia jesuítica del Colegio Imperial, que en aquel momento tenía la consideración de colegiata, bajo la advocación de san Isidro, pasó a ser el templo catedralicio de la nueva diócesis. En 1964, Casimiro Morcillo recibió el título de Arzobispo-obispo, pero dentro de la provincia metropolitana de Toledo. No sería hasta la muerte de éste, en 1971, cuando el Cardenal Tarancón abandonó la Sede de Toledo para ocupar la de Madrid-Alcalá, con rango de Archidiócesis. Esta arquidiócesis pasó a llamarse Arquidiócesis de Madrid en 1991, con la restauración de la diócesis de Alcalá de Henares.

El marqués de Cubas, a cargo del proyecto, reformó su proyecto inicial como iglesia parroquial proponiendo una imponente catedral neogótica siguiendo la moda imperante en Europa por influencia de Viollet-le-Duc. Los trabajos comenzaron por la cripta, construida en estilo neorrománico, con acceso por la Cuesta de la Vega y que no se abrió al culto hasta 1911, una vez concluida por Enrique María Repullés y Vargas. En esa misma época se levantaron los primeros pilares, pero los trabajos quedaron prácticamente abandonados hasta 1950, año en el que Fernando Chueca Goitia y Carlos Sidro ganan el concurso convocado para la terminación de las obras. El aspecto del templo cambiaría entonces, puesto que, aunque se mantenía el estilo gótico del proyecto primitivo para el interior de la catedral, el exterior sería ahora neoclásico, siendo éste el aspecto que mantiene actualmente: de esta forma, la catedral se integraría con el entorno, también neoclásico, del Palacio Real.

Las obras continuaron hasta su paralización en 1965, ante la falta de fondos y de apoyo del ayuntamiento. Transcurrieron casi veinte años hasta que, en 1984, se creó un patronato que consiguió el apoyo de instituciones públicas (que incluían el ayuntamiento y el Gobierno de España, ambos en manos de políticos de izquierda) y privadas para finalizar las obras. La catedral fue consagrada por el papa Juan Pablo II el 15 de junio de 1993, tomando el relevo de la colegiata de San Isidro, que había sido la catedral provisional de Madrid desde 1885.

El 22 de mayo de 2004 fue escenario de la boda del príncipe de Asturias, Felipe de Borbón con Letizia Ortiz, siendo ésta la primera boda en celebrarse en la historia de la catedral.

En 2005 se inauguró una exposición sobre la Inmaculada y España, organizada por la Fundación Las Edades del Hombre.

Cronología del Real Monasterio de San Lorenzo de E



Cronología del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial

Felipe II.

Juan de Herrera. 1557. Victoria sobre los franceses en la batalla de San Quintín.

1558. El emperador Carlos V muere en Yuste, cambiando en su testamento su deseo de ser enterrado en Granada por la petición a su hijo de crear un edificio ex novo para su tumba, en un lugar diferente a sus padres y abuelos. Felipe II designó una comisión multidisciplinar (médicos, arquitectos, canteros, etc.) para buscar el emplazamiento más idóneo en la Sierra de Guadarrama, el centro geográfico de la Península Ibérica.

1559. El 15 de julio el rey nombró arquitecto real a Juan Bautista de Toledo desde Gante y le encomendó la dirección de todas las obras de la Corona.

1560. La comisión busca alternativas para el emplazamiento del monasterio, barajando entre otras localizaciones Guisando, Aranjuez, Manzanares y la Alberquilla y la Fresneda, en las cercanías de El Escorial. En noviembre se elige el emplazamiento actual, a apenas 50 kilómetros de Madrid, en las inmediaciones de la Fuente de Blasco Sancho, próxima a El Escorial —entonces una pequeña aldea de la Comunidad de Villa y Tierra de Segovia— para construir el edificio. El paraje disponía de abundante caza y leña, aire y aguas de buena calidad y canteras de granito y pizarra en las proximidades.

1561. Este año fue clave para la historia de El Escorial:

El monarca trasladó la capital de España desde Toledo a Madrid.

Encomendó el Monasterio de El Escorial a los monjes jerónimos. Tradicionalmente, la monarquía hispánica había estado muy vinculada a la Orden de San Jerónimo.

Juan Bautista empieza el diseño general del monasterio: la conocida como la «Traza Universal».

1562. Felipe II comenzó a adquirir los terrenos colindantes para hacer del entorno del Monasterio un híbrido de territorio de realengo y abadengo, donde se pudieran compatibilizar los usos recreativos, agropecuarios y cinegéticos.

1563. En febrero se sumaron al proyecto, en calidad de adjuntos, Juan de Herrera y Juan de Valencia. El 23 de abril, festividad de San Jorge, se colocó la primera piedra del Monasterio, en los cimientos del refectorio del convento, bajo la silla del Prior, en la fachada meridional.

1567. Felipe II firmó el 22 de abril la Carta de Fundación y Dotación del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Pocos días después, el 19 de mayo, tras la finalización de la fachada del Jardín de los Frailes, gran parte de las dependencias del Monasterio y el Patio de los Evangelistas, moría Juan Bautista de Toledo.

Entre 1567 y 1569, la dirección del proyecto palaciego y monacal quedaba en manos de Gian Battista Castello El Bergamasco, autor de la escalera principal.

1572. Juan de Herrera, con un protagonismo cada vez más creciente, asumió la reorganización del proyecto.

1575. El maestro cantero cántabro Juan de Nates colaboró junto a Diego de Sisniega y Francisco del Río en las obras.

1576. Herrera fue designado aposentador real, trazador principal, matemático e ingeniero de las obras de la Corona, incluidas las del Monasterio. A partir de la Traza Universal diseñada por Juan Bautista de Toledo, planteó soluciones que, como explicó en 1966 el arquitecto Fernando Chueca Goitia, tendían hacia la simplificación y geometrización del edificio. Las principales variaciones sobre la solución original fueron la construcción de una planta más en la fachada principal, que regularizaba la primera solución escalonada, la reducción del número de torres de sus fachadas y el cierre del Patio de Reyes con la "doble fachada" de la iglesia, donde se situó la Biblioteca Real.

1584. Se colocan en la portada de la Basílica las estatuas de David y Salomón. El 13 de septiembre se dieron por finalizadas oficialmente las obras, bajo la dirección de Francisco de Mora, a pesar de no estar concluida la Real Basílica. Ésta de culminó en 1586 después de once años de construcción.

1814. Superados los avatares de la Guerra de la Independencia, que supuso para el Monasterio el saqueo y la exclaustración, regresan los monjes de la Orden Jerónima. Con el restablecimiento de la Constitución de 1812 y el arranque del Trienio Liberal, vuelven a abandonar el Monasterio la mayoría de los monjes entre 1820 y 1824. El 1 de diciembre de 1837 parten los 150 monjes jerónimos tras entrar en vigor las leyes desamortizadoras de los bienes eclesiásticos. Posteriormente, tras un fallido intento de restauración, se crea un patronato de capellanes seculares.

1885. Luego de dos intervalos en que lo ocuparon los Padres Escolapios (desde 1869 el Colegio, y entre 1872 y 1875 la custodia completa del Monasterio) y otra vez los capellanes seculares, el rey Alfonso XII hace entrega del Monasterio a la Orden de San Agustín. Los Agustinos viven en el Monasterio hasta la actualidad.

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